Nuestros versos y reversos

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domingo, 5 de septiembre de 2010

Cuaderno de verano (Jorge).


Lo había cogido el primer día de verano. Igual que todos los años. Asimismo, sabía que el último día yacería de la misma en la cual lo había adquirido: En blanco.
Siempre lo observaba con ganas de escribir en él grandes parrafadas sobre cualquier cosa que le ocurriese, experiencias del verano, problemas que imaginaba observando el Atlántico a altas horas de la noche... Palabras que releería quizás dentro de un mes, un año, una vida...
Sin embargo acababa vacío, ese cuaderno de experiencias: totalmente intacto.
Y pensé que era absurdo tener algo como aquello, donde inmortalizar sucesos ocurridos en esa relajada época del año pues... ¿Acaso tenía un cuaderno para toda su vida? ¿Un montón de papel donde anotar acontecimientos vitalicios? La respuesta era no. Esas experiencias forman parte de nosotros siempre, sin necesidad de recordarlas nos hacen fuertes, nos obligan a vernos en un espejo, nos forjan y nos muestran al mundo tal y como somos.