Nuestros versos y reversos

Nuestros versos y reversos

miércoles, 24 de marzo de 2010

Su faro. (Alejandra)


Perderse, sentirse sola, no confiar en nadie, esas eran unas de las tantas cosas que hacía antes de que él llegase a su vida. Nunca se había sentido tan bien con una persona, NUNCA. Habría abandonado cualquier proyecto si de ello hubiese dependido que permaneciese a su lado, en su vida, simplemente como un amigo en el cual pudiese apoyarse para poder levantarse cada vez que la vida, su enemiga, le pusiera obstáculos que no fuese capaz de superar.

Él era como su propio Sol, le brindaba calor con un simple abrazo. Pero no sólo era eso. Era algo más. Quizá su faro, su propio faro. Sí, sin duda él era eso. Ella era como un barco de pesca perdido en el mar en una noche de tormenta, él, su faro, quien se encargaba de indicarle el camino que debía seguir para conseguir su objetivo.

martes, 23 de marzo de 2010

Maraña (de enero de 2010) (Jorge)


Lo primero que localizó fue una rabia vehemente que se imponía ante su temple y razón de manera desbordante. La mentirá se creó para proteger, pero deja de hacerlo cuando se provoca su desaparición. Sabía que no era con mala intención, lo sabía y por eso la rabia hizo un hueco a la compasión. Posteriormente llegó el cariño, ese tipo siempre estaba ahí, era a lo que debía aferrarse y lo sabía. Finalmente, tras emitir un alarido discordante al vacío, donde nadie le oía, todo se fué. Quedó sentado escuchando los latidos de su vasto y profundo corazón. Necesitaba una mano tendida para levantarse.

jueves, 18 de marzo de 2010

Felicidades ;)

No hace mucho tiempo, te conocí.
No hace mucho tiempo, fue casualidad.
No hace mucho tiempo, confié en tí.
Hace siete meses, empezó la amistad.

Alguna vez te dije "Déjame caer",
me tendiste la mano, llena de caridad;
replicaste: "No, así no te quiero ver"...
Significa mucho para mí: amistad.

Entonces tus palabras me hablaron,
totalmente libres de hipocresía...
Y todos mis temores marcharon.
Estoy orgulloso de llamarte : amiga mía.

lunes, 8 de marzo de 2010

A nadar (Jorge)

Corriendo, se adentra en el mar: está helado, no le importa, es más: le gusta.
Más tarde viene su amigo... Se lanzan a nadar a la carrera.
Poco mas allá el faro de Tapia, desde el puerto.

La fuerza de las olas hace que la adrenalina fluya con más fuerza.

Empieza la competición y ambos agitan las piernas con bravura, el primero sabe que para ganar, no tiene que pensar en el recorrido de vuelta, sólo en que no debe parar.

El segundo, más precavido, al ver lo que pretendía su amigo, le grita que pare... Demasiado tarde: ya se había separado unos treinta metros, le encantaba nadar. Sin embargo tras varias brazadas sus fuerzas flaquean, su cabeza le arde y no siente los pies. Se le cierran los párpados y lo último que alcanza a ver es a aquella persona que le seguía nadando a toda prisa para salvarle.


Se hunde y todavia siente la presión que ejercen sus dedos en su muñeca... le saca del agua y le dice:

-¡No voy a dejar que te hundas.. no! Estoy aqui y siempre estaré aquí... Pero no me des esos sustos... nunca más.
- Está.. bien -jadea el otro- pero.., ¿Sabes por que nunca me alcanzas? Porque eres demasiado cauto... ¡oh por favor! Disfruta... ¡Disfruta del riesgo!
- Da miedo.
- Lo sé, da miedo si lo haces solo pero... Mírame a mi, no estoy solo, tu estás conmigo, sabía que no me dejarías en el agua, si no: ¡no lo hubiese hecho!

domingo, 7 de marzo de 2010

Espejo Líquido. (Alejandra)


Iba caminando por su parque preferido cuando de repente se topó con un animalillo minúsculo en comparación a él. Era una mariposa. Una delicada y llamativa mariposa. No tenía un toque de queda ni mucho menos un lugar al que ir por lo que, llevado por su conciencia, decidió seguir a la pequeña voladora. Estuvo dando tumbos de un lado a otro, hasta que, cerca de un pequeño lago, la mariposa se posó en una rama del árbol que emergía de aquel agua tan cristalina. Nunca se había fijado en que allí hubiese un lago, incluso hubiera jurado que allí nunca había habido un lago, pero la verdad, poco le importaba. Al estar frente a él no pudo resistirse y quiso mirar su reflejo en el agua transparente y tranquila del lago. Sintió un cosquilleo en el estómago. - Quizá sea porque no he comido nada durante todo el día...- Se dijo a sí mismo tras suspirar y echarse a reír. Los segundos que pasaron hasta que se asomó a aquel espejo líquido fueron eternos. Su otro yo le miraba asombrado y con una sonrisa radiante a pesar de que a simple vista se veía que no gozaba de ningún privilegio. Pasados unos minutos, se fue de allí con un nuevo objetivo para su vida; debía disfrutar de cada momento y cada minuto, por muy pequeño que fuese, si quería ser feliz.